Como cada año, la primera fase de la temporada de reproducción de los alimoches alojados en el CERM consiste en la formación de parejas: una elección delicada y compleja que se realiza en función de la «historia» de cada ejemplar.

Desafortunadamente, de hecho, ocurre muy raramente que un macho y una hembra colocados en la misma pajarera «se gusten» y completen con éxito la reproducción o al menos solo la puesta de los huevos. Puede suceder que los dos compañeros se ignoren o que desarrollen actitudes agresivas incluso antes de comenzar la fase de apareamiento o cuando esta ya está en progreso.
Se trata, sin duda, de problemas que derivan del hecho de que estas aves, bastante inteligentes, no se adaptan bien a la vida en las pajareras, lo que les impide elegir a su pareja de forma «voluntaria» y toda una serie de comportamientos que, en cambio, adoptan en la naturaleza durante el período reproductivo, como vuelos de cortejo y defensa territorial. De estas «relaciones de pareja» problemáticas surge la necesidad de incubar artificialmente los huevos, para no arriesgar su integridad.
En enero de 2020, los expertos de la Asociación CERM definieron la composición de las parejas en función de los ejemplares disponibles y adecuados para el apareamiento y los colocaron en las pajareras. A principios de marzo, prepararán, en cada pajarera, un nido esencial hecho de paja y lana de oveja (lavada y cardada), que los alimoches bien predispuestos se dedicarán a perfeccionar.
La lana de oveja está disponible en grandes cantidades, gracias a la colaboración de quienes viven, durante todo el año o en verano, en Rocchette di Fazio (GR): colchones y cojines viejos se ponen a disposición de los técnicos del CERM para crear nidos acogedores para los alimoches.