Las amenazas

Interferencias antrópicas
El alimoche es una especie muy sensible a las interferencias antrópicas, por lo que las distintas actividades realizadas en los alrededores de los territorios de cría determinan el abandono de los nidos y el fracaso de la reproducción. Excursionistas, fotógrafos y ornitólogos pueden provocar, aun sin darse cuenta, daños irreparables a una especie tan preciada tan solo con su presencia, por su mera curiosidad o por el impulso compulsivo de tomar fotografías especiales.
Por no hablar de actividades como la escalada deportiva que, además de comprometer el éxito de la cría, reduce de forma significativa la disponibilidad de lugares de reproducción tranquilos y aptos para la especie.

La presencia de escaladores impide la anidación de los alimoches

Veneno
El uso de cebos envenenados es una práctica ilegal y aun así, muy difundida, que representa una de las amenazas más comunes y graves para la conservación del alimoche en toda su área de distribución europea. Los motivos que llevan al uso de veneno son múltiples. Se suele utilizar para eliminar a animales como lobos, zorros y perros callejeros que pueden atacar al ganado o a especies de interés ganadero. En Italia los cebos envenenados también se suelen colocar en zonas donde se busca trufa como consecuencia de disputas entre truferos o entre cazadores y truferos.
En las Islas Canarias el veneno se utiliza para matar a animales que pueden dañar algunos cultivos (conejos, lagartos, etc), a las explotaciones ganaderas (cuervos, gaviotas) y también como método de control de predadores de especies cinegéticas (gatos asilvestrados).
Pero el veneno no golpea de forma selectiva y, por lo tanto, se producen víctimas «colaterales» entre muchas especies de aves carroñeras (buitres, milano real, águila real, águila imperial ibérica, águila imperial oriental, etc.) que se alimentan de los cebos envenenados colocados en el terreno o de cadáveres de animales muertos por envenenamiento.
Está comprobado, por ejemplo, que entre 2005 y 2010 murieron en España 69 alimoches por ingestión de veneno.
En los Balcanes, la práctica del uso de veneno es especialmente virulenta y desde hace años se repiten con frecuencia graves episodios de envenenamiento: en 1993 murieron envenenados 62 alimoches en un vertedero de una localidad de Macedonia, mientras que en 2003 perdieron la vida otros siete alimoches por el mismo motivo en la parte oriental de los montes Ródope. En la actualidad, el uso del veneno sigue provocando numerosas víctimas, sobre todo en el caso del buitre leonado.
Para finalizar, cabe mencionar que las inútiles campañas de desratización realizadas en los vertederos pueden representar una grave amenaza para el alimoche.

Electrocución
El alimoche es una especie predispuesta a los accidentes de electrocución, sobre todo en las áreas en las que escasea la presencia de árboles en los que posarse para descansar y pasar la noche. Los casos de mortalidad provocada por líneas eléctricas son notorios en Europa, pero también en zonas de hibernación como Etiopía y Sudán.
En las Islas Canarias, las líneas eléctricas representaban otro grave factor de mortalidad para la especie debido a un fenómeno conocido como «enganche»: los alimoches quedaban enganchados en los dispositivos antivibración ubicados en la parte superior de los soportes de las líneas eléctricas (instalados por los fuertes vientos que se pueden registrar), lo que podía provocar graves fracturas en las patas y también la muerte. Un proyecto LIFE implementado entre los años 2004 y 2008 permitió realizar modificaciones técnicas que eliminaron este temible riesgo.

Caza furtiva en Europa
La caza furtiva en Europa es una amenaza omnipresente y difícil de cuantificar. La caza furtiva se considera la primera responsable del rápido y consistente desplome numérico del alimoche que se registró en el siglo XX y parece seguir siendo un factor negativo, especialmente en algunas zonas de parada durante la migración (como la provincia de Trapani, en Italia).

La migración
La migración es, tanto para los alimoches italianos como para los de Europa oriental, un momento de extrema vulnerabilidad. Este hecho tiene especial relevancia para los jóvenes que la afrontan por primera vez, no solo porque se exponen a muchísimas amenazas de naturaleza antrópica por el camino, sino porque se ven obligados, inexpertos, a enfrentarse a una trampa extremadamente nociva y peligrosa: atravesar el mar Mediterráneo para alcanzar África.
En el caso de los alimoches italianos, el mar Mediterráneo representa un obstáculo muy extenso y atravesarlo puede resultar letal si los jóvenes no toman la ruta «correcta», es decir, aquella que, pasando por Sicilia occidental, los lleva hasta Túnez permitiéndoles recorrer «solo» 150 km de mar abierto.
Por desgracia, la escasez numérica de la población italiana hace que haya pocos ejemplares subadultos o adultos que, habiendo ya recorrido esa ruta migratoria, puedan ejercer de guías para los jóvenes. Es enorme, por tanto, el riesgo que corren estos últimos al aventurarse por mar abierto una vez llegados a Sicilia meridional, enfrentándose a una interminable travesía de éxito incierto (más de 500 km de mar abierto), con toda probabilidad, mortal.

Modificaciones del hábitat
El alimoche frecuenta preferentemente áreas abiertas en las que se practican actividades agropastorales extensivas; la destrucción de estos ambientes o su transformación en áreas cultivadas de forma intensiva (olivares, viñedos, etc.) reduce la disponibilidad trófica para la especie.
Esta situación se agrava desde el momento en que las regulaciones sanitarias impiden, en general, que los cadáveres del ganado se dejen sobre el terreno, a disposición de la fauna carroñera.
En España, por ejemplo, el alimoche se ha visto perjudicado por el cierre de muchos vertederos y muladares en los que los ganaderos solían desechar las cabezas de ganado muertas. Esta situación de ha visto agravada por la menor disponibilidad de alimento provocada por la reducción demográfica del conejo salvaje.

Intoxicación por plomo
El alimoche, al igual que otras muchas especies de rapaces, se ve afectado por el problema de la intoxicación por plomo, provocada por la ingestión de cadáveres con residuos de munición que contienen este metal pesado. Aunque se desconoce el impacto que provoca esta problemática en las distintas poblaciones en términos de conservación (incidencia en el bienestar, productividad, mortalidad, etc.), en España y Grecia son notorias las muertes de alimoche provocadas por la ingestión de plomo.

Instalaciones eólicas
La presencia de instalaciones eólicas constituye un factor de riesgo importante para la especie: el impacto contra las palas giratorias de estas estructuras mastodónticas es una notoria causa de muerte para numerosas especies de rapaces. Desgraciadamente, en Italia y España se han emplazado instalaciones eólicas a lo largo de las principales rutas migratorias hacia África.

Las zonas africanas de migración e hibernación
Desgraciadamente, las zonas africanas de tránsito e hibernación de la especie, en particular las comprendidas entre Níger, Sudán y Nigeria, resultan extremadamente peligrosas para los alimoches a causa del incremento de la caza furtiva y por el uso de veneno para matar a los depredadores del ganado. También son notorios los casos en que se mata a los alimoches para utilizarlos como alimento.
Desgraciadamente, muchos de los alimoches nacidos en los Balcanes y nacidos en cautividad y liberados en Italia en los últimos años no han regresado del continente africano.

Alimoche envenenado en Grecia

Life Egyptian Vulture